martes, 19 de febrero de 2013

Sin especulaciones inicuas sobre la renuncia de Benedicto XVI



Por: Claudia Montero


Recientemente explotó en todos los medios de comunicación la noticia de la dimisión del actual y 265 Pontífice de la Iglesia Católica Benedicto XVI. Una encuesta realizada por la página web de "La Señal Informativa de América Latina": Telesur,  comunicó que más de 300 personas estaban de acuerdo con esta renuncia, mientras que otros pocos no la apoyaban. Un nuevo sondeo publicó Telesur sobre esta misma cuestión pero esta vez sobre si había “algo” detrás de la renuncia del Sumo Pontífice. Para muchos el Vaticano esconde los supuestos verdaderos motivos de esta renuncia, pensando que es uno más de los secretos que esconde la Iglesia Católica. Otros, sin embargo, no damos lugar a dudas con respecto a esta decisión que tomó el Santo Padre y pensamos que es un ser humano más, imperfecto como nos creó Dios. Solamente debemos ponernos en su lugar y pensar que la vida de un Papa no es solo dar una misa y rezar por toda la humanidad, es también atender, con sus 84 años de edad, todos los asuntos que preocupan y conciernen a gran parte de la población mundial sean católicos o no. Con sus 84 años, además, incluye dentro de su jornada laboral más de diez horas de trabajo, levantándose a las 5 de la mañana y acostándose nunca antes de las once de la noche. En todo este espacio, además de informarse sobre lo que está ocurriendo dentro y fuera del Vaticano y recibir a Jefes de Estado, Embajadores y otras personalidades, destina parte de su tiempo a la realización de documentos, discursos y homilías. Según el periodista italiano Aldo Maria Valli “el Santo Padre es un escritor extremadamente cuidadoso, le gusta retirarse en el estudio y escribir con calma, controlando las fuentes personalmente y consultado su vasta biblioteca personal". Esto es solo una parte de lo que transcurre en la vida de Benedicto XVI, deberíamos recordar esto, unido a las aspiraciones de este de convertir a la iglesia en una institución más abierta, antes de juzgar precipitadamente, hacer valoraciones inicuas o incluso someternos a hacer comparaciones entre nuestro actual Papa y Juan Pablo Segundo. ”El nombre de Ratzinger aparece en todas las polémicas dentro de la Iglesia Católica para frenar los intentos de reforma de sus colegas más progresistas. En Alemania, por ejemplo, su nombre va ligado al pulso que mantuvo el cardenal Karl Lehmann, presidente de la Conferencia Episcopal alemana, en torno al debate sobre el aborto”. Estos son los momentos en los que nos toca, feligreses o no, mostrar nuestro apoyo para con el Santo Padre, para aquel que ha interferido con oraciones y acciones por el bien de la humanidad y por sus cambios y no darle cabida a especulaciones que refutan los verdaderos motivos de su renuncia: "He llegado a la certeza -aseguró el Papa- de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino". 

 

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