Por: Claudia Montero Lescaille

No podía creer cuanto conocimiento me había perdido sobre una mujer que,
no solo se desempeñó como grabadora, sino también como dibujante y profesora;
una mujer que se convirtió en reveladora de mitos y rituales de la Sociedad
Secreta Abakuá los cuales plasmaría una y otra vez en toda su creación. Y fue
precisamente esta Sociedad la que le valería a la artista de testimonios e
intimaciones para establecer una arenga universal versus los miedos, la
censura, la marginalidad, y a favor de la búsqueda de la libertad.
La
cofradía (Sociedad Secreta Abakuá), creada por hombres y para
hombres, estigmatiza y desdeña a la mujer a la vez que fomenta una extrema
disciplina y guarda una ética y misterio inalterables. Belkis conoció el
espacio del rito hasta donde le fue permitido, con respeto y sensibilidad, y escrutó
todas las fuentes de información a su alcance. Como corolario, concibió una
iconografía impresionante y dilucidó el mito religioso desde su enfoque de
mujer, artista, negra y latina; esta iconografía causó gran polémica no solo
porque revelaba aspectos del culto, sino porque dotó de imágenes a figuras
importantes de la ceremonia (ejemplo: La Cena, recreación de la escena bíblica, pero con mujeres).

A partir de la colografía, Belkis fue concordando una simbología propia
así como un discurso muy personal. La obra de esta artista cubana posmoderna
fue constantemente renovadora. En la misma mostró, mediante su visión femenina,
la real situación de mujeres que fueron segregadas en la Sociedad Abakuá: ella
es la “pintora de la esencia Abakuá”. Una exposición antológica realizada en el
Convento San Francisco de Asís en el 2009, dedicada a la labor de la artista y
llamada Nkame (saludo y
elogio en lengua de los ñáñigos) así lo corrobora. Otros de sus legados
lo constituyen producciones como “La Sentencia”, “Sikán” y “La Familia”, portadores de su
quehacer humanista así como de diferentes formas de valorar la realidad.
Con sus
obras, la artista quebrantó los preceptos del grabado tradicional y emplazó
esta expresión artística en un lugar significativo, además de que dejó una
huella única e indeleble dentro de las artes plásticas, precisamente porque llegó
a desarrollar una obra legítima en el panorama de las artes visuales cubanas y
porque se convirtió en un modelo ineludible de la cultura y al mismo tiempo, pionera
en el desarrollo del grabado en grandes dimensiones en nuestro país.


Unos años después de su muerte, un grupo de artistas cubanos (algunos comprometidos
con su magisterio), dispusieron crear El Espacio Ayón, un proyecto cuya misión principal
es presentar, de forma permanente, la obra gráfica de Belkis para así asomarse
a cada una de sus propuestas y descifrar símbolos y signos muy relacionados con
la iconografía Abakuá; además, sirve como sitio de promoción y apoyo a los
jóvenes grabadores cubanos.
La obra y la vida de Belkis Ayón Manso serán
recordadas como la llave que nos abrió las puertas de la imaginación para
sumirnos en el misterio.
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