Por: Yelena Rodríguez Velázquez.
Bartolomé Maximiliano Moré
Gutiérrez (Benny Moré) constituye uno de
los más trascendentales músicos cubanos por su amplio registro para la
interpretación y su capacidad innata para la composición musical. Reconocido
como el cenit de la cultura cubanasu nombre ha quedado
perpetuamente grabado en la memoria de los cubanos y en el mundo entero, donde
son escuchadas sus grabaciones y su vida ha constituido una leyenda.
Procedente de una familia de abolengo por herencia
maternal, el apellido Moré estaría muy ligado al Casino de los Congos del
barrio La Guinea
que consideraban a Ta Ramón Gundo Moré (esclavo del Conde Moré), su primer rey
en Santa Isabel de las Lajas.
Desde su cuna al Benny le llegó la influencia de la música
africana, que serviría de legado para su futura carrera. De esta manera aprendió
a tocar tambores de Yuka, los de Makuta y
Bembé, invocadores de deidades Orishas, que no solo cantaba y bailaba a la perfección,
sino que también interpretaba, al igual que el son, la guaracha y la rumba.
Según su madre desde pequeño demostró una gran
vocación, pues se pasaba todo el día "chillando como un demonio" una
canción de moda o improvisando y dirigiendo conjuntos compuestos por machetes, bongoes hechos
con latas de leche, guitarras fabricadas con una tabla y clavos con las cuerdas
de hilo de cocer. Con ellos se acompañaba sones, boleros y
tonadas campesinas creadas por él, logrando a los diez años de edad "rallar"
un tres "de
verdad" con el que se escapaba para animar las fiestas cercanas a su casa.
En su juventud continúo la afición musical y junto a
sus compañeros artísticos perfeccionó la manera de tocar el tres y al guitarra
para enamorar a las jóvenes con serenatas, a las cuales se hizo adicto unido al
insaciable deseo de tomar ron.
Sus condiciones innatas de genio musical las combinó
con el trabajo de carretillero en el central Vertientes, integrando un grupo
musical al que nombraron Conjunto Avance, que más tarde se desintegró para
formar un trío, en el que ocupaba la segunda voz y las maracas.
Con espíritu intransigente probó fortuna en la Habana para ayudar a su
madre y con su timbre de Bárbaro del
ritmo fue recibido por el cuarteto Cordero, para después integrar el
septeto de Lázaro Cordero y después el septeto Cauto de Mozo Borgellá, hasta
quedar fijo en el Conjunto Matamoros, tras el impresión causada por la afinación
de su voz.
En este grupo hizo su debut como músico y desarrolló
una carrera vertiginosa, hasta lanzarse nuevamente a la suerte y cambiar su
apodo de Bartolo por el de Benny Moré. A partir de entonces fue reclamado por
grandes músicos cubanos a realizar colaboración, hasta que decide formar su primera
banda gigante con percusión cubana, de la que sería director, compositor y
cantante y llamaba cariñosamente Mi
querida tribu.
Buenos hermanitos, La
cazuelita, La reina de mi
bohío, Me la llevé, ¿Seré dichoso?, ¿Qué será eso?, son algunos de los temas que
grabó en sus primeros discos y que por siempre serán recordados en el hervor
popular. Sus canciones hechas solo para el timbre de su voz, jamás serán
cantadas con tanta pasión, porque el Benny quedó impreso en la celuloide de la
nación.
Viajó por el mundo y América
Latina regalando su voz, aun con la enfermedad que había diagnosticado su médico
y nunca, a pesar de la decadencia de su cuerpo, canceló sus conciertos.
A 50 años, es
martes 19, al igual que el día en que murió; una razón más, para homenajear con
fuerza, a quien fuera maestro entre los grandes de la música y la improvisación.
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