Texto y foto: Yelena Rodríguez Velázquez
Ojalá todos tuviésemos escobas en las
manos y fuéramos barriendo las suciedades, apartándolas del camino, sin
prisas. Ojalá todos aprendiésemos a danzar al compás de las calles, de
los contenes, de las esquinas. Ojalá todos fuéramos tan pulcros como
para ensuciarnos la ropa sin prejuicios y andáramos, en vez de bolsos,
con cestos de basura colgados del hombro. Ojalá nos molestara tanto un
papel en el suelo como una basura en el ojo.
Los baños sanitarios del parque central José Martí despiertan con limpieza general. |
Caminamos de prisa sobre la multitud, huyéndole al sol caliente y al calor constante, compramos un refresco para aliviar la sed y tiramos sonrientes, al sentirnos aliviados, la latica que contenía el frasco saboreado. Inconscientes, no, conscientes del daño, pero a la espera que otro resuelve lo ocasionado; seguimos sin prisa, procurando olvidarlo. A la vuelta, en la esquina, un amigo sonriente recoge cada papelito o jaba que pueda estorbarnos, nos da los buenos días y sigue tarareando. Sonrojado me vuelvo a retirar lo arrojado, ya no está en su sitio, el señor de la gorra y los guantes ya lo ha retirado.
Desde muy temprano los trabajadores del sevicio comunal barren las calles guantanameras garantizando la belleza de la urbe. |
A todos ellos: Felicidades.
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